El lunes 5 de julio, el ICIP recibió a tres de las participantes de la edición de este año del Programa Catalán de Protección a las Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos. Las cuatro defensoras, procedentes de México, Colombia y Filipinas, están acogidas en Cataluña durante seis meses.

Las defensoras acogidas son un grupo de activistas en los ámbitos de los derechos del colectivo LGBTTIQ+, el acceso a la justicia y la lucha contra la tortura, las desapariciones forzadas vinculadas al derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, así como los derechos de los pueblos indígenas.

Las cuatro defensoras se encuentran en situación de riesgo en sus países por la labor de defensa de los derechos humanos que llevan a cabo, y esta reubicación temporal permitirá reducir la tensión en la que viven, ofrecer un espacio de cuidado y seguridad orientado a su recuperación y descanso, así como reforzar su lucha a través del fortalecimiento de capacidades y la ampliación de su red de apoyo.

Contra la tortura

Este es el caso de Susana de la Cruz, una activista tsotsil originaria de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su trabajo se ha centrado en impulsar acciones de defensa jurídica y política para la libertad de personas indígenas injustamente presas y en visibilizar las violaciones de derechos humanos y discriminación que sufren los pueblos originarios, el despojo territorial y el desplazamiento forzado.

«Aunque Chiapas es territorio indígena, somos pisoteados. Me molesta muchísimo que haya tanta injusticia. La mayoría de población es indígena y llegará un momento en que toda esta cultura la van a desaparecer», aseguró.

«Sabemos que estamos luchando por lo que es justo y como personas indígenas, tenemos derechos. Exigimos justicia. Se nos ha negado la justicia desde hace muchos años», añadió.

La activista de Chiapas Susana de la Cruz durante el acto en el ICIP.

Derechos de las mujeres trans

Otra de las defensoras que visitó el ICIP es una mexicana que lucha en contra de las discriminaciones de las mujeres trans en su país de origen. En 2015 fue la primera mujer trans de su estado que pudo cambiar de identidad, después de más de cuatro años de lucha.

A lo largo de su trayectoria, esta defensora ha colaborado con diversos colectivos de la comunidad LGBTTIQ+, pero ha sido amenazada y agredida, especialmente desde que el año pasado anunció que se presentaría a las elecciones para la alcaldía de su municipio.

«Lo que hago como activista es dar visibilidad a la comunidad trans y luchar contra el estigma que la sociedad nos ha impuesto», explicó en la biblioteca del ICIP.

«Ser defensora, y vivir en México, es muy difícil. Como defensora de la comunidad trans, no hay acceso a la salud o a otras muchas cosas. Hay mucho machismo todavía. Yo sobreviví a un intento de femicidio. No hay justicia», explicó.

La defensora mexicana, de espalda para no ser reconocida, hablando al equipo del ICIP.

La tercera participante en este acto fue la colombiana Luz Marina Hache, líder sindical durante 45 años y víctima de desaparición forzada de su compañero, Eduardo Loffsner Torres.

Hache hizo un repaso histórico a algunos de los acontecimientos más destacados del conflicto colombiano ante el equipo del ICIP.

Una estancia de seis meses

Durante su estancia en Cataluña, las defensoras siguen un programa definido a partir de sus necesidades y preferencias, que incluye atención psicosocial, formación y sensibilización. Asimismo, desde el primer momento, se está trabajando para procurar un retorno seguro a su país de origen.

El programa está impulsado por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, y colabora la Secretaría de Igualdad, Migraciones de la Generalitat.

La Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado es la entidad gestora del proyecto y las entidades que han presentado candidaturas en esta edición son la Asociación Catalana por la Paz, la Taula per Mèxic y el Colectivo Maloka.

El equipo del ICIP y las Defensoras de Derechos Humanos al finalizar el acto en la biblioteca.

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