Los pacifistas durante la Primera Guerra Mundial

Ilusión y visión: el pacifismo científico de Alfred H. Fried

“Alfred Hermann Fried poseía el inestimable don del ‘sentido común’ y del pensamiento analítico directo, el don de concebir claramente las ideas y una visión cabal y profunda siempre basada en información objetiva. Era sobrio sin ser seco, apasionado aunque sin exagerar. Sus ideas eran complejas, pero siempre se dirigían hacia un único eje y, de este modo, se reforzaban mutuamente. Este eje, en el que focalizaba toda su pasión intelectual y ética, era la idea de la paz mundial. (…) La organización de la comunidad internacional: este fue su éxito antes de la guerra, el resultado de su esfuerzo intelectual. Pero sus logros humanos, que hacen que nos resulte tan admirable como figura y como persona, se iniciaron durante la guerra. Alfred Hermann Fried alcanzó, en este ámbito, su auténtica grandeza, su importancia histórica. (…) Y nadie que lea el ‘diario’ y los textos de Alfred H. Fried hoy estará más avergonzado que los que lo persiguieron con desprecio y odio”1.

En sus escritos sobre Alfred Hermann Fried, Stefan Zweig no solo elogiaba las cualidades de su colega escritor, sino que también mencionaba el “diario de guerra”, que Fried publicó regularmente entre 1914 y 1919 en la revista Die Friedens-Warte. Pese a que Fried había sido abiertamente pacifista desde principios de los noventa del siglo XIX, solo fue reconocido en una etapa relativamente tardía. En reconocimiento a sus incansables esfuerzos como editor, periodista y escritor pacifista, en 1911 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz y, en 1913, el doctorado honoris causa por la Universidad de Leiden. Esta última distinción tenía una significación especial para él, ya que la veía como la prueba del carácter científico de su teoría y de su programa.

Alfred Fried fue uno de los principales teóricos internacionales del pacifismo en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Dado que las redes internacionales y las relaciones y la cooperación entre países crecían y se intensificaban, estaba convencido de que una guerra europea era imposible en un futuro cercano. El 25º Congreso Mundial de la Paz de Viena, que había organizado junto a su más estrecha colaboradora, Bertha von Suttner, y que debía tener lugar en septiembre de 1914, había sido diseñado con este objetivo. Así, Fried se sintió aún más impactado y entristecido cuando fue declarada la guerra en el verano de 19142. En julio aún tenía esperanzas de que se pudiera evitar la catástrofe, pero, compartiendo las ideas de Jan Gotlib Bloch acerca de la guerra industrial moderna, pronto temió que la guerra pudiera convertirse en un “terrible ejemplo práctico” y continuar durante mucho tiempo, indefinidamente3.

Distanciándose de un pacifismo puramente ético, Fried estaba convencido de que el movimiento por la paz requería una base científica

Para poder seguir publicando Die Friedens-Warte y reunir información de las Potencias Centrales y de las Potencias de la Entente, Fried decidió emigrar y establecerse en Suiza mientras durase la guerra. Cabe destacar que empezó a escribir un diario y publicar sus notas solo después del estallido de la guerra. Al escribir sus pensamientos, podía desahogarse y librarse de la melancolía y de su ánimo depresivo pero, sobre todo, esperaba influenciar a sus coetáneos de un modo pacifista y promover su concepto de pacifismo científico. Para él, la guerra que se libraba era una prueba constante de su validez. En el prólogo a la edición en cuatro volúmenes de su diario (1918), escribía:

“Quería expresar mis sentimientos, mis ideas, mis temores y mis esperanzas. Quería registrar los sucesos, debatirlos desde un punto de vista pacifista. Analizando la evolución del frenesí europeo, quería identificar los errores del pasado y mostrar el camino de la recuperación”4.

En una carta escrita a David Starr Jordan, activista por la paz y primer presidente de la Universidad de Stanford, Alfred Fried dejaba claro que, para él, la Primera Guerra Mundial era un simple ejemplo práctico que utilizaba para explicar su teoría pacifista:

“Esto [el diario de guerra] es el trabajo en el que canalizaba mis esfuerzos en la lucha contra la locura de la guerra. La Gran Guerra tiene poco que ver con él. Era solo un ejemplo práctico, el cadáver usado para enseñar anatomía”5.

Para Fried las guerras son actos arbitrarios y de riesgo, que nunca pueden ser humanitarios y que siempre pueden ser evitados

El diario de Fried refleja el enfoque científico del pacifismo y las relaciones internacionales que desarrolló a principios del siglo XX. Distanciándose de un pacifismo puramente ético, estaba cada vez más convencido de que el movimiento por la paz requería una base científica para hacerlo inmune a la crítica nacionalista, ejercer una mayor influencia en el público y animar a mucha más gente a apoyar las actividades pacifistas. Presentó su teoría y su programa en numerosas conferencias y artículos y los resumió en la monografía “Die Grundlagen des revolutionären Pacifismus”6. El diario se convirtió en la base para su percepción e interpretación de la Primera Guerra Mundial: en él hablaba sistemáticamente de pacifismo científico y se esforzaba por abogar por la paz desde una perspectiva analítica.

Para Alfred Fried las guerras son fundamentalmente actos arbitrarios y de riesgo, que nunca pueden ser humanitarios y que siempre pueden ser evitados. Bajo ninguna circunstancia son beneficiosas, porque su evolución y su final nunca pueden ser previstos y porque, comparando con sus presuntos éxitos, causan demasiado sufrimiento, enfermedad y muerte7. Por consiguiente, no solo buscaba borrar las consecuencias desagradables de la guerra sino eliminar completamente las causas de la misma y suprimir las operaciones bélicas, fomentando el entendimiento internacional y formando una organización intergubernamental: dos elementos cruciales de su concepto que siguen siendo relevantes en las políticas de paz actuales.

En su programa de paz, que consideraba una hoja de ruta abierta, un trabajo en curso, Alfred Fried se centraba principalmente en la paz entre países. Instaba a que se desarrollara el tráfico internacional y a que se facilitara la interacción internacional a todos los niveles: adecuando el derecho internacional al desarrollo del tráfico internacional y adoptando políticas que reflejaran los cambios en el derecho internacional. En pocas palabras, reclamaba mejores instrumentos políticos, humanitarios y legales para llevar a cabo un rápido proceso de desmilitarización y de “civilización” de los asuntos interiores y exteriores a fin de superar y detener la guerra8.

Fried reclamaba mejores instrumentos políticos, humanitarios y legales para llevar a cabo un rápido proceso de desmilitarización

El pacifismo científico de Fried suscitó reacciones de signo diverso entre sus coetáneos: muchos estaban de acuerdo con él y muchos otros no. La reacción más positiva es el hecho de que despertó el interés por el movimiento por la paz en muchas personas a las que nunca antes había preocupado el pacifismo. Entre ellos había miembros del Partido Socialdemócrata, así como expertos en derecho internacional. Los expertos más destacados influenciados por Alfred Fried en Alemania fueron Hans Wehberg y Walther Schücking, que utilizaron las publicaciones de Fried en sus clases de derecho internacional9.

A corto plazo, sin embargo, las ambiciones pacifistas de Alfred Fried quedaron en el terreno de las ilusiones, puesto que el Tratado de Versalles no implementó el programa que él había defendido durante tantos años. No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial, muchas de sus visiones acerca de la resolución pacífica de conflictos —principalmente en Europa— y de las organizaciones intergubernamentales se hicieron realidad con la creación de la Organización de las Naciones Unidas y el proceso unificador de la Unión Europea, aunque en circunstancias que él no hubiera podido prever.

1. “Alfred H. Fried hatte die unschätzbare Gabe des ‘Common sense’, des geradeaus und nicht in Winkelzügen Denkens, die Gabe der klaren Konzeption, der weiten, durch sachliche Bildung immer vertieften Übersicht. Er war nüchtern ohne Trockenheit, leidenschaftlich ohne jede Übertreibung, seine Ideen komplex, aber immer auf ein einheitliches Zentrum gerichtet und darum sich wechselseitig verstärkend. Dieses Zentrum, dem seine ganze geistige und moralische Leidenschaft sich zuwandte, war die Idee des Weltfriedens. (…) Die Organisation der Völkergemeinschaft, das war seine Tat vor dem Kriege. Sie stellt sein geistiges Werk dar – seine menschliche Tat aber, sie, die ihn uns als Gestalt, als Erscheinung so bewundernswert macht, begann erst mit dem Kriege. Hier hat Alfred H. Fried wirkliche Größe, historische Bedeutsamkeit erreicht. (…) Und niemand wird heute das ‚Tagebuch’ und die Schriften Alfred H. Frieds mit größerer Beschämung lesen, als eben jene, die damals mit Hohn und Haß hinter ihm hergehetzt haben.“ Stefan Zweig: Alfred Hermann Fried. En: Rudolf Goldscheid (ed.): Alfred H. Fried. Geb. 11 Nov. 1864, gest. 4. Mai 1921. Eine Sammlung von Gedenkblättern. Leipzig 1922, 76-78.

2. Alfred Hermann Fried: Aus meinem Kriegstagebuch (Bruchstücke). En: Die Friedens-Warte 1914, Jg. 16, Nr. 8/9, 282-283.

3. Fried: Aus meinem Kriegstagebuch (Bruchstücke). En: Die Friedens-Warte 1914, Jg. 16, Nr. 8/9, 282-283.

4. “Ausdruck verleihen wollte ich meinen Empfindungen, meiner Erkenntnis, meinen Befürchtungen und Hoffnungen. Die Ereignisse wollte ich festhalten, sie vom pazifistischen Gesichtspunkt aus erörtern, am Krankheitsverlauf des fiebernden Europas die Fehler der Vergangenheit klarlegen und den Weg zur Genesung weisen.“ Alfred Hermann Fried: Mein Kriegs-Tagebuch. Das erste Kriegsjahr (7. August 1914 bis 28. Juli 1915) (= Sammlung Europäische Bücher). Zürich 1918, VIII.

5. Carta: de Alfred H. Fried a David Starr Jordan, 30.10.1920. League of Nations Archives, International Peace Movements, Fried Papers Box 88. “Es ist dies [das Kriegs-Tagebuch] das Werk, in das ich meinen ganzen Kampf gegen den Wahnsinn des Krieges konzentriert habe. Der Weltkrieg hat eigentlich damit wenig zu tun. Er war nur Demonstrationsobjekt, die Leiche an der ich Anatomie docierte.”

6. Alfred Hermann Fried: Die Grundlagen des revolutionären Pacifismus, Tübingen 1908. Aparte de “revolutionärer Pazifismus” su teoria y programa también se denominó “ursächlicher Pazifismus”, “organisatorischer Pazifismus“ y “wissenschaftlicher Pazifismus”.

7. Fried: Mein Kriegs-Tagebuch. Das erste Kriegsjahr, 25.8.1914. Alfred Hermann Fried: Mein Kriegs-Tagebuch. Das vierte Kriegsjahr und der Friede von Versailles (1. August 1917 bis 30. Juni 1919) (= Sammlung Europäische Bücher). Zürich 1920, 28.6.1918.

8. Alfred Hermann Fried: Die Grundlagen des ursächlichen Pazifismus. Zürich 1916, 61-62.

9. Bernhard Tuider: Alfred Hermann Fried. Pazifist im Ersten Weltkrieg. Illusion und Vision. Saarbrücken 2010, 60-61.

Fotografia : United States Library of Congress

– Retrato de Alfred Hermann Fried –

© Generalitat de Catalunya