Violencias fuera de contextos bélicos

Resistencia civil: un poder colectivo pacífico y transformador

A lo largo de la historia, pueblos, sectores sociales o poblaciones mayoritarias han enfrentado el impacto múltiple de distintas violencias. Estas se han materializado en poderes, que en cada momento histórico han sido percibidos como absolutos e invencibles y, en cualquier caso, asimétricos frente a quienes los padecen. Su origen ha sido diverso: monárquico, oligárquico, colonial, invasor, dictatorial, militar o armado, estatal, y/o económico privado nacional o transnacional, entre otros. En cualquiera de estas condiciones estos poderes han sido dominantes, excluyentes, abusivos, y amenazadores. De manera frecuente han cabalgado sobre intereses políticos y/o económicos, han impuesto la represión o la explotación, y a su paso han apagado muchas vidas o las han colocado en alto riesgo. A su vez, han desconocido la condición étnica de los pueblos, y en general, la humanidad de todos los sectores mencionados, y han arrasado mínimos vitales como la cultura, el territorio, y la autonomía de diversos colectivos.

También, en distintos momentos históricos y diversos lugares, los sectores en referencia han logrado desde métodos pacíficos, detener, transformar o atenuar el impacto de las violencias mencionadas. ¿Cómo se explica este logro impensable? ¿Cómo lo han hecho? La respuesta se resume en dos palabras y se repite en sus denominaciones análogas: resistencia civil, y/o “resistencia noviolenta”, “resistencia civilizada”, “rebeliones desarmadas”, o “guerra sin armas”, entre otras.   

Esta resistencia civil, sus significados y características, los desafíos que enfrenta y las alternativas para el presente y el futuro, representa el eje central de las reflexiones que se relacionan a continuación. Se destaca además, que hoy es clave como estrategia de resiliencia, superación y/o disrupción de la violencia en contextos donde ésta es ejercida por actores estatales y no estatales, como el crimen organizado.

¿Qué hace de la resistencia civil un mecanismo recurrido a lo largo de la historia?

La práctica de la resistencia civil entraña aspectos de significativo interés. Así se refleja en las comprensiones sobre esta modalidad de resistencia, sus potencialidades y alcances. Por esta razón ha llamado la atención de diversas disciplinas de las ciencias sociales, distintas expresiones del arte, y constructores de paz de aquí o allá; y con mayor énfasis a partir de la década de los noventa de la pasada centuria.

Hoy la resistencia civil es clave como estrategia de resiliencia, superación y/o disrupción de la violencia en contextos donde ésta es ejercida por actores estatales y no estatales, como el crimen organizado

Un aspecto de interés es la recurrencia de la resistencia civil a lo largo de la historia. Ante esta realidad es válido preguntarse: ¿Qué tienen en común los egipcios artesanos de Uaset, que en el siglo 1166 a. C., durante el reinado de Ramsés III, decidieron parar sus trabajos en las tumbas de la realeza para lograr el pago de sus salarios; y los plebeyos romanos que en el siglo 494 a. C., se retiraron al monte Aventino hasta que los nobles reconocieran sus derechos políticos; con la tribu yaqui de México, que en 2010 inicio una lucha sin recurso a la violencia contra empresarios y el Estado de Sonora, por realizar el megaproyecto del “acueducto independencia”, que desconoció sus derechos sobre su río y su territorio; o los Nobeles Alternativos de Paz, de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) de Colombia, que en 1987 se organizaron en medio del fuego cruzado, para manifestar a todos los actores del conflicto armado interno, que a partir de ese momento ningún campesino perdería la vida por cuenta de este conflicto, que no eran sus enemigos, pero no querían ser  involucrados en su confrontación armada; y con las comunidades negras del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (COCOMACIA), en el medio Atrato chocoano, en Colombia, que se organizaron en 1982, para detener la concesión que el Estado haría de su territorio a madereras privadas y lograr el reconocimiento de su condición étnica y sus derechos?

La respuesta a este interrogante es la misma en todos los casos: una edificante e inteligente oposición colectiva y un desafío dignificante a órdenes establecidas por distintas violencias y a todos sus actores, desde métodos noviolentos, y el despliegue de un poder pacífico transformador.

En el siglo XX las campañas de resistencia civil fueron más recurrentes de lo imaginado; y alcanzaron mayores logros que las resistencias armadas. Sin embargo, esto no significa que los ejercicios de resistencia civil logren siempre las metas propuestas y sean exitosas. Generalmente las campañas de resistencia civil más eficaces obtienen logros parciales, y algunas asumen la frustración de no conseguir ninguna de sus metas al ser reprimidas y doblegadas. Diversas razones explican esta afirmación: los poderes que enfrentan las resistencias noviolentas son enormes y, por consiguiente, las asimetrías en las relaciones de poder también son grandes. A su vez, los conflictos son dinámicos al igual que los contextos en los que surgen y se ejercen estas resistencias; y, por ende, diversas circunstancias pueden cambiar. La experiencia de comunidades negras de COCOMACIA en Colombia, logró en el primer quinquenio de los ochenta, que se reversara la concesión que el Estado haría de su territorio a las madereras; y también que se reconociera su existencia como pueblo en el medio Atrato chocoano, y su relación especial con el territorio. No obstante, fue más tarde, en 1993, cuando se aprobó la ley de comunidades negras que permitía la titulación colectiva del territorio de estas comunidades. Igual ocurrió a los Guarijíos en México, que logró a mediados de los setenta su reconocimiento como pueblo indígena y el de su territorio. No obstante, posteriormente, en 2011 cuando iniciaron su campaña de resistencia contra la represa Pilares, no obtuvieron mayores logros.

Generalmente las campañas de resistencia civil más eficaces obtienen logros parciales, y algunas asumen la frustración de no conseguir ninguna de sus metas al ser reprimidas y doblegadas

Los significados de la resistencia civil

Son diversos los significados de la resistencia civil. En términos generales, ha sido comprendida como oposición y lucha colectiva sin recurso a la violencia. Desde los estudios de paz se ha entendido como mecanismo de gestión y transformación positiva de los conflictos, teniendo en cuenta los métodos pacíficos que emplea, y su potencialidad para generar cambios y transformaciones constructivas, sociales y/o políticas, según su naturaleza. Se destaca también, que esta modalidad de resistencia evidencia el poder de la acción colectiva y los alcances de los métodos noviolentos. Además, equilibra las asimétricas relaciones de poder entre quienes resisten y los actores a los que se ejerce esta resistencia, y muchas veces representa la puerta de entrada a mecanismos de construcción de paz como la mediación y la negociación. De igual manera, constituyen empoderamientos pacifistas, dado que, desarrollan potencialidades y capacidades para hacer las paces en quienes generan y dinamizan esta resistencia.

¿Qué características dan alcances a la resistencia civil y permanecen en el tiempo?

Las experiencias de resistencia civil registradas y documentadas, especialmente desde los años noventa, han aportado un significativo acumulado de conocimiento sobre las características de esta modalidad de resistencia. Ellas tienen que ver con su origen, los actores que las jalonan y colocan en movimiento, los intereses que están en el centro del ejercicio de la resistencia, su potencialidad, sus métodos, y con condiciones para su eficacia. Estas características se relacionan a continuación:

  • Su carácter procesual. La resistencia civil es un proceso y en tal sentido, se desarrolla con el tiempo, por etapas que no siempre son secuenciales, y en medio de altibajos. Esta característica es muy importante y la diferencia de otras expresiones de acción colectiva, como, por ejemplo, las movilizaciones masivas y de corta duración que se apagan una vez se alcanzan algunas metas parciales, o los estallidos sociales que son intensos y fugases. La condición de proceso de esta resistencia ofrece una ventana de oportunidad para fortalecer la unidad, realizar una educación para la resistencia al interior de los colectivos que resisten, y afinar métodos y estrategias. Los indígenas del Cauca en Colombia, con una larga y férrea resistencia, en un primer momento, resistieron al Estado para el reconocimiento de su condición de pueblos y de sus derechos; luego agregaron un nuevo componente a su resistencia, incorporando su oposición al conflicto armado interno y a todos sus actores. En este momento, dentro de sus estrategias, crearon colectivamente, desde sus asambleas comunitarias, un manual de resistencia y luego fueron vereda por vereda y casa por casa, educando sobre las mediadas y estrategias contenidas en este manual. En un tercer momento extendieron su ejercicio de resistencia a los megaproyectos e iniciativas extractivas nacionales e internacionales.
  • Es una acción colectiva. Sin duda este es uno de sus principales rasgos, y el que alberga una buena parte de la potencialidad de sus alcances. Se traduce en amplia participación en el ejercicio o campaña de resistencia civil, cohesión y accionar conjunto, que ofrecen la posibilidad de alcanzar las metas de la resistencia, que como ya se ha manifestado, generalmente son parciales.
  • Encuentra su origen en la base social. Característica potente de esta modalidad de resistencia, que hace posible su apropiación entre quienes resisten, dado que se origina en ellos, que comparten una condición común, bien sea por soportar el peso de la dominación, la exclusión, la explotación o la represión, entre otras. Además, porque por esa razón, favorece la cohesión, persistencia y fortaleza de quienes lideran o participan en este ejercicio de resistencia.

La resistencia civil es un proceso que se desarrolla con el tiempo, una acción colectiva que encuentra su origen en la base social

  • La utilización de métodos noviolentos para resistir. La opción por estos métodos, independientemente de si hunde sus raíces en posturas pragmáticas o en principios éticos o religiosos, es muy inteligente y ofrece ventajas al ejercicio de resistencia. De un lado, implica menores costos para quienes resisten, especialmente en términos de pérdidas humanas; y facilita que otros sectores sociales apoyen la campaña de resistencia puesta en movimiento. Del otro lado, legitima el ejercicio de resistencia por su carácter pacífico, y deslegitima las respuestas violentas y represivas de los Estados y demás actores a los que se resiste.
  • El poder de las causas que generan la resistencia. Las causas que originan los procesos y campañas de resistencia civil representan un factor fundamental en su ejercicio y sus logros. Estas constituyen la fuerza que convoca la resistencia, el factor que favorece y mantiene su unidad, y el motor que la dinamiza. Se refleja tanto en experiencias de larga duración como en aquellas que han logrado su consolidación en tiempos menores, siendo el caso en Colombia de los procesos de resistencia: Colectivo de Objetores de Conciencia, Asociación de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, Red de Mujeres por la Paz (REMPAZ) en los Montes de María, y Movimiento de Víctimas (MOVICE).
  • La organización y la planeación. Esta característica está estrechamente ligada con la eficacia del ejercicio de resistencia civil. Implica el desarrollo de capacidades para la organización por parte de quienes resisten: anticiparse a posibles acciones o reacciones del adversario, y proyectar y ejecutar las acciones de resistencia dejando lo menos posible al azar. Así se ha hecho visible en las experiencias de resistencia civil de los indígenas del Cauca, Colombia; y en la de la tribu Yaqui en México.
  • Creatividad, flexibilidad, capacidad de reacomodación y persistencia de quienes resisten. Es una característica propia de quienes jalonan y dinamizan las campañas de resistencia, y está relacionada con su eficacia. La creatividad tiene que ver con estrategias de protección, visibilidad, difusión, no colaboración, no cooperación, e intervención, entre otras. En contextos de alta violencia, algunas experiencias como la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en su etapa de surgimiento, en 1996, acudió a estrategias creativas tan sencillas como el empleo de pitos que avisaran la presencia de actores armados en la zona, salir en grupos a recoger los frutos de las siembras para alimentarse, y contarse al iniciar y finalizar el día. La flexibilidad y la capacidad de reacomodación contribuyen a superar escollos o altibajos, introduciendo cambios necesarios en las estrategias de la resistencia. A su vez, la persistencia es inherente a cualquier ejercicio de resistencia y mucho más a los que son exitosos.

Cada experiencia de resistencia civil es única e irrepetible. En esa condición, registran rasgos propios, relacionados con los contextos en los que se originan, los sectores poblacionales que las generan, las causas en las que hunden sus raíces, y las condiciones que favorecen u obstaculizan sus alcances. No obstante, las características mencionadas en este aparte son de la esenciales de esta modalidad de resistencia, y a su vez, comunes a todas ellas, aunque con desarrollos y logros distintos. A su vez, vistas en su conjunto representan la potencialidad de esta resistencia noviolenta para lograr sus alcances.

Cada experiencia de resistencia civil es única e irrepetible, con rasgos propios según los contextos en los que se origina, los sectores que la generan, las causas de sus raíces, y las condiciones que favorecen u obstaculizan su alcance

Los desafíos de la resistencia civil

No hay experiencias de resistencia civil perfectas, sino perfectibles. Algunas veces, se ha registrado la transición de experiencias de resistencia con uso de violencia, por necesidades extremas de defensa, a resistencia civil o noviolenta, siendo el caso de los Yaqui en México o de los indígenas del Cauca en Colombia. En otros casos, en sociedades muy polarizadas, quienes ejercen la resistencia noviolenta pueden recibir la oposición de otros sectores de la sociedad civil que abrazan la postura contraria. Además, cada experiencia enfrenta los desafíos que imponen las violencias y sus actores en cada momento histórico determinado. Por esta razón no pueden ser consideradas de manera lineal, al igual que los conflictos que las generan.; Se relacionan a continuación algunos de estos desafíos:

  • El cambio en las dinámicas de expresión de las violencias que tornan ineficaces las estrategias que empleaban con algunos alcances las experiencias de resistencia civil. Algunos procesos de resistencia civil desarrollan métodos y estrategias que logran significativos niveles de eficacia en una etapa de su ejercicio de resistencia; pero posteriormente, las lógicas y las dinámicas de las violencias cambian, y entonces, las estrategias que esta resistencia empleó en el pasado pierden su eficacia en el presente. Es este, tal vez, el mayor desafío que enfrenta el ejercicio de resistencia. Así ocurrió en la experiencia campesina de la ATCC, que hizo una resistencia civil muy inteligente a todos los actores del conflicto armado, y esta resistencia, se convirtió en la puerta de entrada a un ejercicio de mediación con estos actores. Había un método para mediar y con él habían alcanzado significativos alcances; pero luego del proceso de desmovilización entre el gobierno Uribe y las Autodefensas, muchas de ellas se desmovilizaron, pero surgieron reductos de este actor armado en el territorio de influencia de la ATCC, que operaban de manera diferente. Eran pequeños grupos armados, y sin dependencia de los comandantes y estructuras tradicionales. En esas condiciones no era fácil para los campesinos establecer contacto con estos grupos, ni identificar a su comandancia para realizar una interlocución con estos actores y resolver pacíficamente diversos conflictos.

A pesar de los desafíos que enfrenta, la resistencia civil seguirá siendo el mecanismo más accesible, inteligente e idóneo para pueblos, mayorías dominadas o minorías excluidas

  • Otro desafío para esta resistencia es la articulación de distintas violencias en su accionar, siendo el caso del vínculo de los actores del narcotráfico con los actores de conflictos armados internos, o del narcotráfico con actores políticos corruptos. En estos casos se fortalece aún más el poder de los actores a los que se resiste y la asimetría entre este poder y el que reposa en quienes resisten.
  • También constituyen un desafío para la resistencia civil los gobiernos de postura ideológica de extrema derecha y extrema izquierda, en regímenes que se reconocen como democracias, dado que asumen el ejercicio de resistencia como una amenaza que hay que reprimir por la fuerza. Esta realidad implica mayores costos para quienes resisten, especialmente en términos de pérdidas humanas irreparables, agudización de un contexto de polarización que estigmatiza la resistencia, la generación de terror, el estímulo a grupos privados que intervienen en la represión contra quienes resisten, y la impunidad de quienes violan los derechos humanos en este contexto.
  • El incremento de la pobreza y de la pobreza extrema, que impone mayores desafíos a la resistencia civil. Esta modalidad de violencia estructural cuenta con potencialidad para generar otras violencias, favoreciendo, por ejemplo, la vinculación a grupos armados de delincuencia organizada o de conflictos armados internos; o el vínculo con actividades del narcotráfico y el microtráfico. De esta manera se incrementa la espiral de la violencia, se fortalecen actores generadores de violencia y se prioriza la resolución violenta de los conflictos. Es este un contexto adverso para el ejercicio de resistencia civil; aunque esta resistencia se levante en oposición a la violencia estructural que se expresa en la pobreza.
  • Las iniciativas económicas extractivas, nacionales e internacionales, que muchas veces, se dinamizan desde la corrupción o la utilización de grupos armados a su servicio, incrementando su poder y tornando más difíciles los alcances de la resistencia civil que se ejerce contra estas empresas. Una realidad que han enfrentado experiencias de resistencia civil de tribus indígenas en Sonora, México, y la del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
  • La corrupción que extiende sus tentáculos a todas las ramas del poder público en sus distintos niveles. Esta realidad impide que quienes ejercen la resistencia civil, acudan con eficacia a métodos jurídicos o administrativos, dado que, por estar cooptados no van a prosperar.

Alternativas para el presente y el futuro

A pesar de los desafíos que enfrentan los procesos de resistencia civil, seguirá siendo el mecanismo más accesible, inteligente e idóneo para pueblos, mayorías dominadas o minorías excluidas. Acudir a este ejercicio de resistencia constituye la mejor o la única alternativa a su disposición para oponerse a plurales violencias desde métodos pacíficos, en procura de proteger sus mínimos vitales y transformar su realidad.

Acudir al acumulado de aprendizajes ofrecidos por sus experiencias previas o al que han dejado las lecciones otros procesos de esta naturaleza, fortalece los procesos de resistencia. Ahí podrán identificar acciones empleadas para enfrentar los grandes desafíos del pasado; y a su vez, elementos para reacomodarse frente a los retos del presente.

Las experiencias de resistencia civil son patrimonio de paz y deben ser reconocidas en esta condición, apoyadas y fortalecidas, por todos los actores relevantes de la construcción de paz

Disciplina, entrenamiento, creatividad y planeación, constituyen sin duda, soportes importantes para cualificar el ejercicio de resistencia y favorecer el alcance de sus métodos y estrategias. Sigue siendo muy importante la combinación de métodos propios de la resistencia civil con otros métodos de la construcción de paz, especialmente con la mediación y la negociación.

Las alianzas con otras experiencias de resistencia civil podrían tener una mayor importancia frente a los actuales desafíos. Por una parte, permiten un análisis conjunto y crítico de la realidad; y por otra, nutren su repertorio de métodos y estrategias. Además, favorece su articulación para que puedan alcanzar la orilla esquiva y deseada de lograr un mayor impacto a nivel nacional.

La educación para la paz debe asumir con énfasis la formación sobre la resistencia civil, sus significados y las ventanas de oportunidad que ofrece en términos de profundización de las democracias, resolución pacífica de conflictos y construcción de paz.

Las experiencias de resistencia civil son patrimonio de paz y deben ser reconocidas en esta condición, apoyadas y fortalecidas, por todos los actores relevantes de la construcción de la paz.


Bibliografía

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Fotografía

Bogotá, Colombia, 1 de diciembre de 2017: una tribu del norte de Colombia. CXHAB WALA KIWE. Pueblos indígenas del norte del Cauca. Por Nowaczyk (Shutterstock).