Conflictos lingüísticos

La lengua y la identidad, factores de paz o de conflictividad violenta

Este número de la revista del ICIP se dedica a los conflictos lingüísticos o, mejor dicho, al papel que la gestión de la diversidad lingüística tiene en sociedades plurales, polarizadas y donde la identidad ha jugado un papel clave en la dinámica conflictiva. Se analizan casos como Irlanda, India, Ucrania o Sudáfrica. Sin duda, Cataluña también habría podido ser un caso de estudio. Una cosa resulta indudable: la gestión de las identidades, en sociedades multiculturales, es un factor extraordinariamente importante, y un factor clave de la identidad es la lengua. Y, sí, cómo expondré, el debate sobre si la lengua puede ser un factor de potenciación del riesgo de violencia en una situación conflictiva o, por el contrario, un factor de construcción de paz, es antiguo y académicamente controvertido, casi tanto como el del agua y los conflictos violentos. En todo caso, es extraordinariamente importante, porque en construcción de paz sabemos que en los conflictos que se perciben como básicamente identitarios es mucho más difícil buscar soluciones “ganar-ganar”, soluciones con ganancias compartidas, que implican partir las diferencias, algo más fácil en conflictos donde las incompatibilidades entre las partes son básicamente materiales, tangibles.

Me limitaré, desde la perspectiva de la resolución y transformación de conflictos, a señalar tres cosas. Primero, que la causalidad al analizar conflictos requiere una aproximación matizada, que se traduce en una distinción habitual entre causas estructurales (necesarias, básicas para explicar las incompatibilidades entre las partes), causas aceleradoras o multiplicativas (factores que polarizan las sociedades, que enfrentan partes y que pueden radicalizar las opciones y hacer llegar a la conclusión que no hay otra salida que el recurso a la violencia), y, finalmente, desencadenantes o detonadores (la gota que hace colmar el vaso, el factor precipitador último). En pocas palabras, las causas estructurales son lo que en el mundo matemático se conoce como condiciones de contorno, condiciones necesarias para la situación conflictiva, mientras que los aceleradores/multiplicadores y los desencadenantes son condiciones suficientes. Las primeras explican la gestación del conflicto, las segundas, a su vez, explican la dinámica conflictual y las conductas de las partes.

Segundo, en el caso que nos ocupa, en sociedades con divisiones políticas, sociales, económicas y pluralidad lingüística, la gestión de la diversidad lingüística forma parte de los aceleradores o multiplicadores o de los detonantes, de las condiciones suficientes, no de las necesarias, como ocurre con los conflictos vinculados con el agua. Al menos, sin embargo, de forma generalizada. Dicho de otro modo, la gestión de la diversidad lingüística es un factor multiplicativo de las tensiones y polarizaciones y un acelerador de potenciales estallidos de violencia, dado que facilita la percepción de «agravio comparativo» y de «privación relativa» (Ted R. Gurr) y securitiza el motivo de incompatibilidad. La razón es sencilla, la lengua es el factor estructurador de la identidad y si está fuertemente amenazada lo que está en peligro, de forma perceptiva, es la propia supervivencia colectiva. Por lo tanto, la gestión de la diversidad y pluralidad lingüística se convierte en un elemento primordial en sociedades divididas por situaciones conflictivas y donde sus ciudadanos hablan más de una lengua.

Tercero y último, el hecho de que sea un factor acelerador/multiplicativo y un eventual desencadenante refuerza mucho, en situación de gestión positiva de la conflictividad, su rol como elemento de construcción de paz. El reconocimiento y protección de la diversidad lingüística es uno de los elementos más objetivos que se pueden acordar en una negociación pacífica, fácilmente observable en la fase de implementación, y, por lo tanto, suele ser central en los acuerdos entre actores enfrentados en conflictos con alta carga identitaria. Es, en suma, un poderoso constructor de paz. La paz se hace también con palabras y con respeto por la lengua que permite pronunciarlas.

Fotografía : Diarioliberdade / CC BY / Desaturada. – Manifestación en Compostela el Día de las Letras Gallegas 2013 –

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