El deporte como constructor de paz

El movimiento olímpico moderno y la paz

Cada dos años, las naciones del mundo se reúnen, en presencia de la bandera de los Juegos Olímpicos y de la llama eterna, para competir de modo amistoso y bajo el signo de la deportividad. Los mejores atletas mundiales compiten encarnizadamente. Pero los enemigos se convierten en adversarios cordiales, que deslumbran a todos con sus proezas deportivas e inspiran al mundo transmitiendo la esperanza de que el espíritu de amistad pueda extenderse más allá de los Juegos.

Más que ningún otro evento deportivo global, los Juegos Olímpicos pertenecen a toda la humanidad. Y su esencia es la coexistencia pacífica. Pierre de Coubertin, el padre fundador del movimiento olímpico moderno, creía que el entendimiento mutuo era un valor fundamental que podía contribuir a la paz mundial. En su opinión, los renacidos Juegos Olímpicos ofrecerían a los jóvenes de todo el mundo una oportunidad para reconciliarse y familiarizarse con las tradiciones locales, dejando atrás la ignorancia y los prejuicios asociados a la misma 1.

La Carta Olímpica es un documento primordial en la relación entre deporte y paz. Según establece: «El objetivo del olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana» y «el movimiento olímpico tiene como objetivo contribuir a construir un mundo pacífico y mejor, educando a la juventud a través del deporte» 2.

El movimiento olímpico, a diferencia de las Naciones Unidas y de otras organizaciones, no busca formas de coexistencia pacífica a través del derecho internacional con medios políticos, sino que cuenta con sus propios medios: Las ceremonias de los Juegos Olímpicos, el modelo de conducta de los atletas y su contribución a la mejora de la sociedad, la villa olímpica, los relevos de la antorcha y la formación. Este conjunto de actividades contribuye a crear un mundo mejor y más pacífico. Los Juegos Olímpicos proporcionan el marco para una competición atlética pacífica, unen a las personas de todo el mundo y los relevos de la antorcha constituyen un potente símbolo de paz, una expresión de cooperación pacífica entre seres humanos y entre países.

El vínculo entre los Juegos y la paz ha alcanzado nuevos niveles con los esfuerzos del COI por revivir la antigua tradición de la tregua olímpica

Desde 1992, el vínculo entre los Juegos Olímpicos y la paz ha alcanzado nuevos niveles, con los esfuerzos del Comité Olímpico Internacional (COI) por revivir la antigua tradición de la tregua olímpica. Según el antiguo mito olímpico, el rey Ífito de Élide, en su intento de establecer la paz, fue a visitar al oráculo de Delfos. Recibió el consejo de romper el ciclo de conflictos cada cuatro años sustituyendo la guerra por una competición atlética amistosa. Buscó la colaboración del rey Licurgo de Esparta y del rey Clístenes de Pisa, con los que acordó establecer una tregua, que llamaron “ekecheiria”, y recuperar los Juegos Olímpicos en Olimpia.

Y el año 1993 constituye un hito en la historia del olimpismo, ya que fue aprobada por unanimidad en las Naciones Unidas la primera resolución de apoyo a la tregua olímpica. Desde entonces, cada dos años, la Asamblea General de la ONU aprueba por unanimidad el cumplimiento de la tregua olímpica. Más tarde, en julio de 2000, el COI estableció la Fundación Internacional para la Tregua Olímpica y su órgano operativo, el Centro Internacional para la Tregua Olímpica, convirtiendo el compromiso del movimiento olímpico con la promoción de sus principios de paz en acciones concretas. La misión del Centro es promover el ideal olímpico, servir a la paz, la amistad y el entendimiento internacional y apoyar la tregua olímpica; y promover una cultura de la paz, mediante una combinación de iniciativas globales y locales y la movilización de líderes, atletas y jóvenes del mundo que apoyan la causa del deporte y la paz.

El significado de la tregua olímpica hoy

La tregua olímpica no es un armisticio, no es un proceso político y no hay garantía de que vaya a ser respetada. Se trata de un proceso voluntario, al que los Estados prestan su apoyo libremente y que está directamente relacionado con el deporte y los valores del olimpismo. La tregua olímpica no conduce, necesariamente, al final permanente de los combates; utiliza el deporte y el espíritu del juego limpio para promover ideales como el respeto, la comprensión, la tolerancia y la coexistencia.

Desde el resurgimiento de los Juegos Olímpicos modernos, se han producido una serie de logros, pequeños pero significativos, que demuestran que los Juegos Olímpicos ayudan a fomentar el diálogo y el entendimiento y proporcionan inspiración y una valiosa oportunidad para la resolución pacífica de los conflictos. Seguidamente se señalan, de manera sintética, algunos de dichos logros.

Berlín 1936: Probablemente no haya nada que demuestre mejor la fuerza del deporte como la historia de los atletas Jesse Owens y Luz Long. Owens, nortemaricano de origen afroamericano,  ya había ganado el oro dos veces en los 100 metros y en los 200 metros. En aquel verano de 1936, el estadio estaba lleno a rebosar cuando Owens empezó a prepararse para el salto de longitud. En la prueba clasificatoria estuvo a punto de ser eliminado, antes de realizar su último salto, su único contrincante con posibilidades el alemán Ludwig «Luz» Long, le aconsejó como debía saltar, hecho que le permitió llegar a la final. Al día siguiente, ya en la disputa por las medallas en el quinto intento ambos estaban empatados a 7,89 metros, un nuevo récord olímpico. En el último salto, Owens alcanzó los 8,06 metros y ganó el oro. Long ganó la plata. Hitler abandonó furioso el estadio, sin reconocer la victoria del norteamericano. Los dos hombres se abrazaron, vitoreados por el público, y entre ellos se creó un vínculo que perduró durante años, más allá de la guerra, la ideología y la división racial.

Los Juegos Olímpicos ayudan a fomentar el diálogo y el entendimiento, y proporcionan inspiración y una valiosa oportunidad para la resolución pacífica de los conflictos

Barcelona 1992: Sudáfrica participó en los Juegos con un equipo mixto de atletas blancos y negros. La presencia de Nelson Mandela fue un gesto simbólico de reconciliación, tras años de lucha en favor de los derechos humanos.

Lillehammer 1994 (Juegos de Invierno): Este año fue proclamado Año Internacional del Deporte y el Ideal Olímpico por las Naciones Unidas. El llamamiento para que se respetara la tregua olímpica permitió que los atletas de la antigua Yugoslavia, desgarrada por la guerra, pudieran participar. Fue la primera vez en la historia moderna de los Juegos Olímpicos que se respetaba la tregua olímpica.

Sídney 2000: Corea del Sur y Corea del Norte desfilaron juntas en el estadio en la ceremonia inaugural, bajo una sola bandera que representaba a la península de Corea.

Atenas 2004: De nuevo en su lugar de nacimiento, los Juegos fueron testigos de la participación de Afganistán e Irak, dos países desangrados por los conflictos. Esta presencia, llena de simbolismo, fue muy bien recibida y mostró al mundo el poder del deporte para reunificar y reconstruir. Durante el espectáculo previo a la ceremonia inaugural fue retransmitido un vídeo con un mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, reconociendo la contribución del olimpismo y de la tregua olímpica. En los Juegos de 2004, se inició la tradición de que personalidades y atletas firmaran en el muro de la tregua olímpica. Desde entonces, líderes mundiales y grandes atletas dan su apoyo a la tregua olímpica en un muro construido especialmente en cada edición de los Juegos Olímpicos.

El deporte y los Juegos Olímpicos no impondrán la paz, pero pueden servir de inspiración

Turín 2006 (Juegos de Invierno): En la ceremonia inaugural, el presidente del COI, Jacques Rogge, hizo un firme llamamiento a la paz sobre el fondo de una impresionante paloma compuesta por cuerpos humanos y una canción dedicada a la paz, interpretada por Yoko Ono y Peter Gabriel. El comité organizador de Turín fomentó el concepto de tregua olímpica y durante el año previo a los Juegos, por primera vez, se llevó a cabo un amplio programa nacional de actividades y conferencias sobre la promoción de la paz a través del deporte.

Pekín 2008: Se inauguró el muro de la paz y la amistad en la Villa Olímpica de Pekín durante una colorida ceremonia, donde se pudieron ver imágenes de jóvenes haciendo un llamamiento a la paz. Dos atletas participantes en la prueba de tiro, Nino Salukvadze, de Georgia, y Natalia Paderina, de Rusia, se abrazaron en la ceremonia de entrega de las medallas pese al conflicto armado que enfrentaba a sus países respectivos.

Londres 2012: En la ceremonia inaugural todo el mundo pudo ver al Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, portar con orgullo la bandera olímpica y recorrer con la antorcha los relevos del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Ello pone de manifiesto que el sentido de la paz y la tregua tienen cada vez una mayor importancia en los Juegos modernos. En la Villa Olímpica se instalaron diversos muros de firmas de moderno diseño compuestas por múltiples vallas transparentes. La totalidad de las 204 organizaciones olímpicas nacionales, representadas por los jefes de las delegaciones, firmaron en el muro.

Río 2016: Para la celebración de los próximos Juegos, este verano, el COI ha creado el «Equipo de Atletas Refugiados Olímpicos», que será tratado como todos los demás equipos de los 206 comités olímpicos nacionales y desfilará bajo la bandera olímpica en la ceremonia inaugural.

Creo firmemente que el movimiento olímpico puede tener un papel significativo en el mundo actual y que el olimpismo y la tregua olímpica pueden brindar al mundo una gran oportunidad. ¡Lo que falta es inspiración, esperanza, optimismo, visión, alma! El deporte y los Juegos Olímpicos no impondrán la paz, pero pueden servir de inspiración. Utilizaremos esta inspiración para fomentar el diálogo y para dar a la humanidad la posibilidad de imaginar la paz… la paz inspirada por el deporte.

1. Georgiadis, Olympic revival, op. cit., p. 94

2. Carta Olímpica (vigente desde el 7 de julio de 2007), COI, Lausana, octubre de 2007, p. 11 y p. 13

Photography : UN Photo/Logan Abassi

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