El deporte como constructor de paz

El deporte y la reinserción e inclusión social de los ex niños soldado

Las guerras están alterando dramáticamente las vidas de los niños en todo el mundo. Se estima que, en la actualidad, decenas de miles de niños participan en conflictos armados, en fuerzas gubernamentales o bien en grupos armados no estatales, en todas las regiones del mundo. La presencia constante de niños soldados en conflictos, desde la República Centroafricana y Sudán del Sur hasta Myanmar y Yemen, lo evidencia. A menudo, los niños son reclutados por las fuerzas armadas en los Estados fallidos, en los que prevalece la falta de oportunidades económicas y de educación y en los que se produce el desmoronamiento de la sociedad y de las estructuras protectoras tradicionales. Otros grupos armados, por su parte, utilizan el secuestro de niños para reforzar sus fuerzas de combate. En ambos casos, los niños soldado se enfrentan a riesgos extremos relacionados con la guerra, que suponen una grave amenaza para su bienestar psicológico y emocional. Las leyes internacionales, como el Protocolo Facultativo (2002) de la Convención sobre los derechos del niño (1989) 1 y los Principios de París sobre los niños vinculados a fuerzas o grupos armados (2007) 2 prohíben a los Gobiernos y a los grupos armados no estatales utilizar niños menores de dieciocho años en conflictos armados. Pero a pesar de la vigencia de estos estándares internacionales, la práctica de los niños soldado sigue existiendo.

El deporte continúa considerándose un elemento clave de los programas de reinserción de ex niños soldado. Los centros de acogida temporales –una etapa previa a la reinserción y a la reunificación familiar– a menudo usan el deporte como uno de los componentes de sus programas de apoyo. El deporte proporciona a estos niños, estímulos intelectuales y emocionales generados a partir de la realización de actividades en grupo estructuradas y les ofrece la oportunidad de poner en práctica modelos de comportamiento estructurados y socialmente aceptables, alejándolos del contexto social en el que la violencia está normalizada e integrándolos en otro distinto, en el que el trabajo en equipo se valora positivamente. Todo ello tiene el propósito de que puedan transferir estos modelos de conducta cuando vuelvan a un entorno comunitario.

El deporte proporciona estímulos intelectuales y emocionales a los ex niños soldado, y les ofrece la oportunidad de poner en práctica modelos de comportamiento socialmente aceptables

La reinserción de ex niños soldado en la comunidad es un proceso difícil y que a veces fracasa. Estos jóvenes experimentan complejos niveles de aceptación que deben ser abordados cuando regresan de las fuerzas de combate. Mi trabajo con ellos en el norte de Uganda evidenció que experimentaban distintos niveles de aceptación cuando volvían a casa. El deporte resultó ser, para muchos, un catalizador que les permitía establecer relaciones positivas, reuniendo a niños y jóvenes de diferentes procedencias en unas actividades con intereses compartidos y valiosos para ellos. Ello daba como resultado un adecuado nivel de inclusión social entre sus compañeros. Además, el deporte les ofrecía un sentido de pertenencia a un equipo o a un programa, les proporcionaba oportunidades para el desarrollo de capacidades valoradas y creaba la oportunidad para aumentar el capital comunitario, ampliando las redes sociales e incrementando la cohesión de la comunidad.

La inclusión social surge a partir de una compleja ecología de rasgos individuales y fuerzas sociales. A menudo, un niño que sobrevive al conflicto ha desarrollado estrategias de supervivencia para poder desenvolverse en entornos hostiles y peligrosos. Muchos de estos jóvenes, especialmente los que han sobrevivido a abusos, han tenido que desarrollar sus propios recursos, lo que se pone de manifiesto en el sentimiento de confianza en sí mismos y la sensación de que pueden controlar su destino. Es el caso de Peter and Harriet 3, secuestrados durante casi dos años por el Ejército de Resistencia del Señor. Ambos fueron asumiendo, progresivamente, mayores niveles de responsabilidad, que incluían la organización de asaltos a aldeas y secuestros (Peter) y la supervisión de grupos de mujeres jóvenes una vez secuestradas (Harriet). Cuando volvieron, tuvieron que enfrentarse al estigma que acompaña a los que han sido niños soldado. Pero, en la escuela, cada uno de ellos fue elegido, por sus compañeros, prefecto de deporte –un puesto de gran responsabilidad frente a la organización y la dirección de las actividades deportivas de la escuela–, demostrando que habían logrado transferir las habilidades adquiridas durante la cautividad a un contexto socialmente aceptable. Utilizaron el deporte como medio para demostrar su confianza en sí mismos y el control que ejercían sobre su propio destino como ex niños soldado reinsertados.

Los ex niños soldado aprenden a gestionar los conflictos a través del diálogo y no de la lucha, para superar el estigma de su propensión a la violencia física

Conviene tener presente que las actividades deportivas no constituyen una experiencia homogénea y estandarizada. Las experiencias de los ex niños soldado con una misma actividad dependerán de diferentes factores, al igual que los efectos de las mismas. De igual manera, los contextos en los que se realizan las actividades deportivas son variados. A lo largo del proceso de reinserción, los ex niños soldado se enfrentan a múltiples conflictos, por lo que, en los programas de apoyo psicosocial, se da la máxima prioridad a la resolución noviolenta de éstos 4. Los deportes pueden enseñar a los niños habilidades para gestionar conflictos por medios noviolentos en lugar de recurrir a la violencia física. Cabe presumir que el efecto será incluso mayor una vez regresen a sus comunidades, en cuanto a acceso, educación y relaciones con sus compañeros y con la comunidad.

Nuestro programa comunitario Peaceful Play (Juego Pacífico) 5, en el norte de Uganda, se centraba en resolver los conflictos que surgían durante la práctica de deportes en comunidades en las que una elevada proporción de ex niños soldado recibía provocaciones por parte de sus compañeros. El propósito era transferir las habilidades de resolución de conflictos a los conflictos que eran de baja intensidad y  que se producían en sus casas, escuelas y comunidades. Los niños y jóvenes aprendían a utilizar el diálogo, a remitirse a las normas existentes y a buscar ayuda exterior cuando convenía para resolver un conflicto. Los entrenadores deportivos de las comunidades y los monitores de deporte de las escuelas observaron la disminución de comportamientos conflictivos y señalaron que habían aumentado las habilidades de los jóvenes para resolver sus propios conflictos de manera pacífica y sin la intervención de adultos.

Sin embargo, la participación en el deporte puede acarrear también un efecto destructivo, convirtiendo la competición en un caldo de cultivo para el conflicto. Ello ocurre cuando los participantes provocan comportamientos conflictivos en los ex niños soldado a fin de reforzar los estereotipos que les consideran amenazas para la paz, en una situación en la que las comunidades se esfuerzan por dejar atrás el conflicto. Con la orientación adecuada, los ex niños soldado aprenden a gestionar los conflictos a través del diálogo y no de la lucha, para superar el estigma de su propensión a la violencia física. A través del deporte se les proporcionan oportunidades para afianzar las relaciones positivas al tiempo que se disipa cualquier pensamiento relativo a un posible retorno a un grupo armado.

A pesar de los muchos usos del deporte como medio de apoyo psicosocial para la reinserción e inclusión social de ex niños soldado, quedan preguntas por responder. ¿La participación en el deporte favorece la inclusión social a largo plazo? Las respuestas para entender mejor los efectos holísticos a largo plazo del deporte en estos niños podrían encontrarse en los estudios longitudinales relativos a los factores culturales contextuales fundamentales, más que en los factores percibidos. La cuestión no es simplemente si la participación en deportes puede ser vista como un elemento que contribuye al desarrollo personal y comunitario y a la reducción de la exclusión social de ex niños soldado. Se trata, más bien, de la naturaleza de la contribución que el deporte puede aportar a la resolución de una serie de temas. Proporciona, sin duda, una dinámica útil, regida por comportamientos prosociales compatibles con una reinserción satisfactoria, que pocas actividades estructuradas pueden ofrecer. Ahora bien, ello no debe hacernos olvidar que se precisan sistemas de protección y atención más amplios y sostenibles para garantizar la reinserción de los jóvenes supervivientes de la guerra.

1. Asamblea General de las Naciones Unidas. Protocolo facultativo relativo a la participación de niños en los conflictos armados, 25 de mayo de 2000.

2. Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia. Principios de París: principios y directrices sobre los niños vinculados a fuerzas o grupos armados. 2007.

3. Peter y Harriet son nombres ficticios usados para proteger la identidad de los niños que participaron en la investigación y el trabajo de campo.

4. Wessells, Michael G. Child Soldiers: From Violence to Protection. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2006.

5. Ravizza, Dean M. et al. Peaceful Play: Strategies for Resolution to Conflict through Sport. Salisbury: Bosserman Center for Conflict Resolution, 2012

Photography (CC) : Ender Vestvik

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