“Va llorando un río
va llorando un río que antes se oía cantar
Lleva muerte lleva olvido, quien lo escuchará

Me voy dejando a los míos
me voy quebrada por dentro
me voy, siempre sintiendo que mi fuerza crecerá
que mi fuerza crecerá como crece el río”

Surcos de amor, de Marta Gómez

El número de personas que actualmente tienen que salir de su país a causa de las amenazas contra su vida no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. En la última década ha habido un crecimiento constante de migración forzada derivada de conflictos armados, violencia extrema, inestabilidad y represión política[1]. En el 2021, había 27,1 millones de personas refugiadas en el mundo (más del doble de los 10,5 millones que hace una década estaban bajo el mandato de Naciones [2]Unidas). Y esta cifra no recoge a muchas personas que no solicitan protección internacional y, estadísticamente, se contabilizan como migrantes.

El impacto de las migraciones forzadas, es múltiple: la victimización que ha tenido lugar en el país de origen, las dificultades de aceptación y de adaptación al país receptor, hecho que se suma a la invisibilización y la falta de reconocimiento que tienen las personas a la diáspora, migradas y refugiadas, al suyos países de origen. Estos impactos se agravan en el caso de personas con una trayectoria de compromiso social y político, que con el exilio pierden su capacidad de incidencia y trabajo para reforzar la democracia y la justicia social.

En el caso de las mujeres, esta doble identificación como mujeres y como personas migrantes, hace que se perciban socialmente, e incluso políticamente, como víctimas sin agencia. Ante este discurso, las mujeres se deben reconocer como agentes de cambio y sujetos de derecho, con voz propia y liderazgo. Hay innumerables ejemplos de mujeres que han sabido posicionarse a pesar del contexto desfavorable, y lo han hecho a menudo mediante el arte como herramienta que permite favorecer el diálogo, generar procesos de transformación personal y colectiva, a la vez que facilita la divulgación y sensibilización de situaciones y contextos conmovedores e impactantes, en ocasiones complejos, y de los que surgen iniciativas de resiliencia y resistencia.

Encontramos experiencias, por ejemplo, en Colombia, Siria y Ucrania. Tres contextos diversos: Colombia, un país en que 60 años de conflicto armado han provocado más de un millón de personas exiliadas[3]; Siria, diez años después del inicio de la revolución y de la guerra civil, es el país con más refugiados a nivel mundial, con casi 7 millones de personas en 2021[4]; y por último, el caso más reciente de Ucrania donde 7,7 millones de personas[5] han abandonado el país desde el inicio de la invasión rusa, principalmente mujeres y niños.

De estos tres contextos pudimos conocer experiencias concretas el pasado 20 de octubre en el acto «Mujeres a la diáspora: el poder del arte en la construcción de paz«, organizado por el ICIP dentro de la programación de la Bienal de Pensamiento de Barcelona, y que contó con la participación de María del Rosario Vàsquez (Colombia), Lina Al (Siria) y Anna Slizinova (Ucrania).

El arte como constructor de paz en Colombia, Siria y Ucrania

En Colombia, la existencia de una diáspora y exilio organizados durante décadas ha permitido posicionar las demandas y propuestas de la llamada “Colombia fuera de Colombia”, durante diferentes momentos del proceso de paz que vive el país. Por ejemplo, la Comisión de la Verdad de Colombia, con el apoyo del ICIP en Europa, ha sido la primera en la historia en promover y garantizar la participación de las víctimas y la población colombiana en el exterior. En este proceso de construcción de una memoria polifónica, herramientas artísticas como el teatro, la música o la escritura han sido instrumentos centrales para la sanació individual y colectiva y para explicar la historia del conflicto con lenguajes diversos.

La diáspora también ha tenido un rol central en la movilización y organización de la sociedad civil siria. Desde antes del inicio del estallido de la guerra civil en 2011 y hasta la actualidad, la diáspora siria ha actuado de apoyo y de altavoz para las iniciativas de construcción de paz y defensa de derechos humanos liderando la creación y el establecimiento de organizaciones en el exterior. Esta sociedad civil organizada en la diáspora ha facilitado, por ejemplo, el proceso de documentación y denuncia de lo que ha pasado y pasa en el país. Además, ante un conflicto complejo, en qué durante años se ha difundido mucha información sin contar con todo el contexto necesario, las personas sirias migradas y refugiadas por todo el mundo han utilizado el cine documental, la pintura o la escultura para explicar el conflicto de una manera más integral, desde una óptica diferente y que permite interpelar directamente a las personas espectadoras

En el caso de Ucrania, a partir de la invasión rusa del pasado 24 de febrero, la población en el exterior tuvo que organizarse y dar respuesta rápidamente haciéndose constantemente la pregunta “¿Qué más podemos hacer”? De maner voluntaria,se crearon redes centradas en movilizar ayuda humanitaria y acoger a las personas refugiadas. La música y los conciertos solidarios son una herramienta esencial para recaudar fondos para estas tareas, así como para dar a conocer y difundir la situación que está viviendo el país. Al mismo tiempo, en estos espacios se han generado sinergias y trabajo conjunto entre personas de origen ucraniano y ruso contrarias a la invasión.

Ejemplos como estos nos demuestran que tenemos ante nosotras la oportunidad de reconocer el potencial y aportaciones de las diásporas en la construcción de procesos de paz inclusivos y participativos, así como de visibilizar y dar apoyo a iniciativas innovadoras de transformación social y política. Aprovechémosla.


[1] Miralles, Nora (2021). Mujeres y construcción de paz desde la diáspora y el exilio en Europa. Instituto Catalán Internacional para la Paz.

[2] UNHCR (2022). Global Trends. Forced Displacement in 2021.

[3] Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (2022). “La Colombia fuera de Colombia. La verdad del exilio” en Hay futuro si hay verdad. Informe Final.

[4] UNHCR (2022)

[5] UNHCR. Ukraine situation. Recuperado el 25 de octubre de 2022

Sílvia Plana Subirana, área «Memoria, convivencia y reconciliación» del ICIP.

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